¡Hola!
Hoy vengo con la primera entrada de una guía con consejos de corrección. En primer lugar me gustaría informarte de que todo lo aquí presente son unas nociones básicas y recomiendo encarecidamente la función del corrector en cualquier publicación (momento spam: quieres contratar mis servicios de corrección y/o maquetación, puedes ponerte en contacto conmigo en la sección Sobre mí).
Así que… ¡empecemos!
CONSIDERACIONES PREVIAS
Como te comentaba, a mi parecer la labor del corrector es fundamental y completamente necesaria para cualquier publicación, ya sea editorial, de blog o cualquier formato de texto.
Las recomendaciones que voy a recopilar en estas guías no son para «ahorrarte un corrector» en caso de que quieras autopublicar ni son pasos a seguir a rajatabla como requisito para que acepten tu manuscrito en una editorial. Son consejos para pulir tu texto ya sea porque quieras darle un aspecto más profesional o quieras darle un barrido antes de contar con un corrector externo. Repito que no es obligatorio seguir todas estas directrices para enviar el manuscrito a una editorial porque en la propia editorial tendrán su corrector que se encargará de esa función (o deberían).
Además, voy a centrar estas entradas en aspectos básicos a tener en cuenta para darle un pulido al texto en sí, no van a ser entradas con normativa del diccionario o cualquier otro manual de estilo, porque para eso ya existen dichos documentos.
¿Cómo abordar la corrección?
Hay distintas formas de hacerlo, todas válidas puesto que si tú te vas a encargar de esta corrección previa, tendrás que encontrar la forma que mejor se adapte a tu método de trabajo.
Estamos en la era en la que todo el mundo «tiene una opinión» y me he hartado de leer en redes que es obligatorio dejar descansar el manuscrito una vez has terminado de escribirlo, que si no lo haces, no podrás hacer una buena corrección y mil cosas más. Yo vengo a decirte que esto no tiene por qué ser así, por lo que no te dejes sugestionar por lo que dicen los demás.
A grandes rasgos, podemos tomar tres decisiones primordiales antes de empezar:
A) Dejar reposar el texto
Deja reposar el texto un tiempo (un par de semanas, un mes) y luego ponte manos a la obra. Mi recomendación es no esperar más de un mes o dos (muchísimo menos un año). ¿Por qué? Porque si escribes de forma habitual, si tienes una rutina, estarás en constante aprendizaje y es probable que tu estilo cambie, aunque sea un poco, en ese tiempo, por lo que la corrección no te va a resultar sencilla y vas a querer cambiar más cosas de las que realmente hacen falta.
Este método es ideal, a mi parecer, si tienes buena memoria. Si no eres como yo (decir que tengo memoria de pez para las lecturas es quedarse corta), seguirás teniendo en mente la trama, la evolución de los personajes, etc., y podrás centrarte en las palabras en sí.
También recomiendo este método cuando te has saturado de la novela, sea por el motivo que sea (extensión, tiempo de escritura, complicación de trama…) y quieras descansar un poco para no acabar aborreciendo tu propio escrito.
B) Empezar de inmediato
Esta es la opción que yo utilizo en mis propios manuscritos porque va más con cómo soy. ¿A qué me refiero? A que si espero un mes o dos para distanciarme de la novela, lo más probable es que se me haya olvidado de lo que yo misma he escrito y esté más centrada o intrigada en la trama que en la corrección en sí (me ha pasado).
No tiene nada de malo empezar la corrección en cuanto acabas de escribirla si eres como yo, que se te olvida cómo has llegado del punto A al punto B con mucha facilidad. Es mejor que no dejes esperar tiempo para tenerlo todo fresco y centrarte en lo importante.
¿Lo malo? Que si te has saturado de la novela durante la escritura, vas a seguir saturándote con la corrección, por lo que hay que armarse de paciencia y hacerlo con constancia.
C) No dejar la corrección a medias
A mi parecer, no dejar la corrección a medias es igual de importante que elegir el método de corrección que vas a abordar (esperar o no). Así que te recomiendo que elijas un buen momento para hacerlo para que, una vez empieces, puedas acabar.
Esto es muy importante porque puede cambiar tu criterio, puedes adoptar otras medidas que te parezcan más acertadas y que podrían hacer que el texto no tenga cohesión en sí. Quizás optas por usar la palabra parking en la primera parte del manuscrito y de repente desaparece esa palabra y solo se lee «aparcamiento». Es un ejemplo un poco tonto, pero es para que entiendas que tienes que seguir los mismos criterios en todo el texto y, si lo dejas en pausa, puede que se te haya olvidado la forma en la que estabas corrigiendo.
Una buena forma de remediarlo es tener un libro de estilo propio, en el que vas apuntando todas las dudas de corrección que te surgen y cómo las has resuelto, qué decisión has tomado al respecto. Así, si vuelve a salir más adelante en la novela, te aseguras de tomar exactamente la misma decisión.
¿CÓMO ME ORGANIZO?
Cada corrector es un mundo y no hay formas erróneas de hacerlo, pero aquí te voy a explicar cómo me organizo yo, además de otros consejos que puedes seguir si mi método no te funciona:
1. Recursos imprescindibles
En mi caso, siempre recurro al Diccionario panhispánico de dudas y a la FUNDEU para resolver las dudas que me puedan surgir con respecto a la corrección, como qué preposición rigen ciertos verbos, por ejemplo. Son dos recursos muy prácticos y con explicaciones bastante sencillas, además de presentar casos prácticos y ejemplos.
Lo bueno que tiene la FUNDEU es que, además de resolver muchas dudas, normalmente tienen enlaces que te redirigen a la normativa del DRAE o del panhispánico.
Aquí también entra en juego mi propio criterio en ciertas cuestiones, como si escribir whisky o güisqui, parking o aparcamiento, etc.
Lo ideal antes de empezar es consolidar un criterio básico: seguir la normativa a rajatabla o adaptar tu texto (en cuanto a léxico en sí, no a puntuación) al hablante. Ambas opciones son válidas, pero si eliges una, deberías respetarla hasta el final.
2. Colorinchis
Esta es una técnica a la que recurro, sobre todo, cuando corrijo para la editorial y es utilizar distintos colores.
Al principio de la corrección les indico qué significa cada color, les hago una pequeña guía, para que puedan ver a golpe de vistazo los cambios que habría que hacer.
Así, por ejemplo, marco en amarillo repeticiones de palabras que no sean del estilo de la autora; en verde, gerundios mal empleados; en morado, palabras comodín… En otras entradas os iré hablando de estos temas y os daré mi opinión al respecto para que podáis pulir vuestro manuscrito.
¿A quién le puede funcionar esta técnica? Es perfecta para quienes no quieren abordar la corrección según van leyendo. Hay gente que prefiere pasar un filtro de corrección, marcar los errores y cambios, y luego empezar a escribir según lo que se han ido señalando. Es muy buena técnica también para ver en conjunto dónde están tus errores más recurrentes, tus vicios y malas costumbres. Así, cuando vayas a arreglar esos errores, sabrás qué manías tienes y evitarás cometerlas otra vez.
Esto me parece realmente importante, porque hay muchas veces que los autores no saben cuáles son sus vicios y conocerlos, para evitarlos, hacen que tu manuscrito quede mucho más pulido de primeras y te ahorra mucho trabajo posterior.
Conclusión
Como habrás podido comprobar, esto son solo las consideraciones previas básicas antes de empezar con la corrección de tu manuscrito. Es importante tener en cuenta que lo que presente en esta guía no es obligatorio, ni mucho menos, porque el autor no debe ser su propio corrector si quiere publicar con una editorial. Pero sí creo que serán entradas prácticas para quienes quieran aprender a pulir su manuscrito porque quieran hacerlo o para quienes quieran autopublicar y no puedan permitirse un corrector (aunque me parece de las funciones más importantes junto con la cubierta).
Espero que te haya servido de ayuda y que hayas aprendido (al menos) un poquito más sobre el funcionamiento del sector editorial.
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¡Muchas gracias por leerme y hasta la próxima!