Decálogo de desconfianza editorial (II)

¡Hola!

Hoy seguimos con el «Decálogo de desconfianza editorial». Si te perdiste la primera parte, puedes leerla aquí.

Una vez más, me gustaría recordarte que todo lo que aparece en esta guía es mi opinión y está basado en mi experiencia como editora y como escritora, y que mis vivencias pueden ser distintas a las tuyas.

Ahora sí, sin más dilación… ¡continuamos!

DECÁLOGO DE DESCONFIANZA

6. No te informan de lo relacionado con tu libro

Hay cierta información que la editorial no puede comunicar al autor, muchas veces porque los propios editores desconocen dicha información. Sin embargo, considero que en todo momento tú como autor debes saber cuándo va a ser publicada tu novela. Los secretismos para que no se filtre información no sirven de nada. Si no te quieren dar una fecha aproximada de publicación, insiste, porque eso puede hacer saltar distintas alarmas como que, al final, no publiquen tu manuscrito porque no termina de encajar por el motivo que sea o porque hayan perdido interés.

En el sector editorial es muy habitual no saber cuándo sale un libro a ciencia cierta, pero siempre se saben fechas aproximadas, ya sea por semestre, trimestre o incluso el mes. Lo ideal es que se te diga un aproximado, más aún si es una editorial pequeña que suele tener el calendario más cerrado (en el sentido de que no publica 20 libros todos los meses como para no saber dónde encaja el tuyo).

Así como fechas, también deben comunicarte cualquier otra información relacionada con tu libro, ya sea sobre colaboraciones con blogs, presentaciones cerradas, etc. El autor no puede enterarse por redes sociales, por terceras personas o por un medio no oficial de los planes que tiene la editorial con respecto a su publicación. Y la editorial, por su parte, debe cerciorarse de que has recibido dicha información. Ya sea con un «por favor, confírmame tu recepción» en un correo, con una llamada informativa o cualquier otro método. Ante todo, tienes que tener en cuenta que es tu libro y estás en tu derecho a saberlo todo, así que pregunta sin miedo. Esto también es un arma de doble filo. Al igual que estás en tu derecho a saberlo todo, tampoco es tu deber exclusivo estar detrás de la editorial para que te informen. El deber es suyo, no tuyo. Tú no tendrías por qué reclamarles nada.

Además, la información te la deben dar personalmente a ti (o a tu agente, claro) y por las vías acordadas para cualquier tipo de notificación, ya sea correo electrónico o mensaje directo. Si te dicen que te comunicarán todo mediante llamadas, asegúrate de que también te envíen correos con lo acordado por teléfono.

Mi experiencia como editora: lo más habitual es saber en qué mes va a salir una publicación, pero no lo tenemos cien por cien cerrado en el calendario por si surgen inconvenientes (semana arriba o abajo). Yo por mi parte, por ejemplo, siempre comunico a mis autoras el mes aproximado en el que se prevé su publicación. Aunque siempre hay que tener en cuenta que pueden surgir imprevistos (ejem COVID-19 ejem). En Ediciones Freya nos hemos visto obligadas a retrasar dos publicaciones un par de meses con respecto a lo que teníamos previsto, pero hay veces que se dan situaciones de fuerza mayor y no podemos hacer nada por evitarlo.

En cuanto a las vías de comunicación, yo personalmente prefiero WhatsApp por la inmediatez de las conversaciones, pero siempre de forma individualizada (incluso para mis autores de antología a los que les comunico la misma información en referencia al libro) y con la certeza de que han recibido mis comunicados.

7. No actúan de forma profesional

La editorial, como figura, no es tu amiga, no es tu familia. No son tus colegas. Así que no dejes que te lo vendan así. Por muy buenas personas que pueda haber detrás y muy simpáticos que sean, no deja de ser una relación laboral. Eso no quiere decir que no puedas hacer buenas migas con los editores, ni mucho menos, pero siempre deben ofrecerte un trato profesional en lo que a tu novela se refiere. Debes sentir que hay jerarquía, que hay un orden establecido y que no estás con los colegas tomando una cerveza en un bar mientras habláis de tu manuscrito. 

Repito: no se firma un contrato para hacer amigos, se firma un contrato por una transacción laboral. Lo que surja después es un añadido, así que no lo olvides. Tienen que saber separar la vida personal de la profesional.

No pueden aprovecharse de esa «familiaridad» para no indicarte aspectos como cuándo se publica tu novela, para que te retrasen la publicación porque sí, sin consultarte nada, ni para no comunicarte de forma personal y privada cualquier tema relacionado con tu novela (presentaciones, promociones, lecturas conjuntas, etc.).

Mi experiencia como editora: con Ediciones Freya he tenido la suerte de conocer a personas maravillosas, muchas de las cuales puedo considerar mis amigas. Pero eso no eclipsa el hecho de que también hay una relación laboral (la mayoría de las veces previa a la amistad) que hay que respetar.

Mi experiencia como escritora: actualmente tengo contrato editorial con dos editoriales y me he encontrado con ambas caras de la moneda. En una se ha dado la situación de pedir explicaciones de algo en concreto y que no me las den porque hay confianza (o que no me las den de forma  profesional y seria). Eso no quita que en lo personal nos llevemos genial y que sean unas personas maravillosas, ojo. Por otro lado, en la otra editorial se da todo lo contrario, el trato en lo pertinente a la novela es lo más profesional que he tenido el placer de encontrarme (eso no quiere decir que no hablemos de otras cosas o no hayamos hecho migas).

8. No le interesas tú (sino tus seguidores)

Hay una cosa que es innegable y es que las redes sociales están a la orden del día. Esto es así. Ya lo puedes negar todo lo que quieras que la realidad no va a cambiar. Esto no quiere decir que sea el único factor condicionante ni que tengas que tener un millón de seguidores, pero sí debes cuidar tus redes sociales todo lo posible o tener un perfil profesional y otro personal (si te interesa este tema, puedo dedicar una entrada al respecto). Hay que construirse una marca como escritor y separar al personaje de la persona. Ese es mi mejor consejo en cuanto a redes sociales.

Ahora bien, las editoriales se fijan en las redes sociales porque vivimos una época en la que eso tira bastante y cuanto antes lo asumas, mejor. Sin embargo, eso no significa que no puedas hacerte un hueco ni implica que te ninguneen por tener menos seguidores que otros escritores.

La queja de este bloque va enfocada a que está mal que únicamente les importe que hagas spam con tus seguidores, el hilo de conocidos que tengas, familiares, amigos , etc. Si solo te quieren por eso, tú sabrás si realmente estás publicando o autopublicando. Piénsalo.

No dejes que te impongan un número mínimo de ventas para que tu libro vea la luz, por ejemplo, porque ahí se están aprovechando de tu red de conocidos. 

Mi experiencia como escritora: una de las editoriales que me contactó para publicar una de mis novelas (esa que me llamó para hacerme una entrevista en la que únicamente hablamos de ventas que te comenté la semana pasada) lo primero que hizo fue preguntarme que si, al ser directora de doblaje, conocía a mucha gente a la que venderle el libro. Mi cara fue un poema cuando lo escuché. Pero no acabó ahí porque luego siguió con que al vivir en Madrid pero ser de Málaga, también conocería a mucha gente en ambos sitios y se podría vender más. Ahí ya fue cuando decidí que no quería publicar con ellos porque si las ventas iban a depender únicamente de mí, para eso me parecía mejor autopublicar.

9. No tienes editor

Para entender esto hay que hablar un poco de términos. Hay una de las labores del editor a la que nos solemos referir como editing, que viene a ser editar la obra en sí, darle riqueza a la trama, sugerir cambios, pulir, etc. Básicamente mejorar tu obra todo lo posible. Y con mejorar no me refiero únicamente a que el producto sea mejor como obra en sí, sino a que el manuscrito encaje en el objetivo de ventas de la forma más fiel posible. Se encarga de pulir todos los aspectos referentes al libro como producto en sí, no su forma (de eso se encargan los correctores).

Una vez ha quedado claro este concepto, si te encuentras con que en la editorial con la que has firmado no has pasado por este proceso, no has tenido editor. Tal cual. Como ya mencioné en la entrada anterior, todos los manuscritos requieren de pulidos y mejoras, así que si al final te comes tú este trabajo, te recomiendo que te plantees la autopublicación la próxima vez. No es labor del autor encargarse de lo que es la edición del libro en sí, así que no te dejes engañar.

Mi experiencia como editora: una pregunta muy común que se hace en las presentaciones a los escritores es «¿qué tal fue la corrección?» y prácticamente todas mis autoras contestarán con algún comentario tipo «uf, mucho trabajo», «bien, pero tedioso», «tuvimos que cambiar varias cosas», etc. Y en este aspecto de corrección sí se entremezclan (normalmente) la corrección en sí del texto con la edición de la trama. Si terminas de pulir tu novela con la editorial sin esa sensación, el trabajo de edición lo has hecho tú. ¿Por qué? Porque aunque sí que te hagan un trabajo de edición bueno, siempre vas a tener que aceptar los cambios y son tediosos, aburridos, hay que leer la novela muchas veces, etc. Si no has pasado por eso, no ha habido edición y casi con total seguridad tu libro habrá salido tal y como llegó. 

10. No te escuchan

Como ya he repetido hasta la saciedad en las dos entradas, el producto final, el libro en sí, tiene que quedar a tu gusto o tienes que estar conforme con todas las decisiones que se han tomado por el camino. Eso no quiere decir que vayas a mandar en la toma de decisiones, sino que se debe llegar a un acuerdo entre la editorial y el autor en cualquier aspecto que suponga dudas.

Esto significa que en el proceso de edición de un libro nunca debería haber blancos y negros, hay que moverse en los grises. A mi parecer, si sugieres ideas, cambios o das tu opinión, no sirve de mucho que te den un sí rotundo o un no rotundo. Aquí es donde se mezcla en juego el punto de la profesionalidad que te mencionaba antes y es que siempre debería haber acuerdo entre ambas partes, tendrías que comunicarte (que no es lo mismo que hablar) con los editores y que todos estéis en la misma página.

De nada sirve que le plantees tus inseguridades a tu editor o le señales un agujero en la trama y que te dore la píldora para «quitarte el síndrome del impostor de encima». Hay veces que no habla el síndrome del impostor y realmente has podido ver fallos que se pueden solventar, así que te sugiero que intercedas para intentar llegar a un acuerdo.

También se puede dar el caso de que el editor te sugiera algo que le parece una mejora para la obra y que tú no estés de acuerdo. En ese caso, ten cuidado de los «no» rotundos. El editor debería intentar llegar a un término medio para que ambas partes siempre estén lo más contentas posible.

Así que nunca tengas miedo de hablar, de dar tu opinión y expresar tus sensaciones porque es tu libro. No lo olvides. Si te da miedo hablar, plantéate cómo es la editorial en la que estás.

¿Cómo saber dónde te estás metiendo?

Habla con los autores de la editorial. Pregunta, interactúa, busca opiniones. Sírvete de Internet para saber con quién quieres establecer una relación laboral. Me juego lo que sea a que cualquier autor estará dispuesto a hablar contigo de sus experiencias, aunque sí es cierto que en este mundillo se suele tender a decir más lo bueno antes que lo malo por miedo a cerrarse puertas a uno mismo. Pero por intentarlo, que no quede. No entres en una relación editorial si tienes dudas de lo que vas a encontrar. Firmar un contrato hace que sientas mariposas en el estómago, pero de las buenas, no de las que te lo revuelven y te aportan miedo por si se aprovechan de tu obra.

Resumen

Y hasta aquí el «Decálogo de desconfianza editorial». Si te has quedado con alguna duda o necesitas consejo con algún caso en concreto, siempre puedes contactar conmigo por redes sociales, que estaré encantada de echarte una mano. De igual modo, siempre estoy dispuesta a hablar con mayor profundidad de mis experiencias como escritora a nivel editorial con quienes tengan duda de si publicar en las editoriales con las que he trabajado o no.

Espero que te haya servido de ayuda y que hayas aprendido (al menos) un poquito más sobre el funcionamiento del sector editorial.

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¡Muchas gracias por leerme y hasta la próxima!

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